La oportunidad del
territorio. Por Alicia Kirchner
Publicado
el 28 de febrero de 2011 en Página 12.
Trabajamos
en nuestro país, a lo largo y a lo ancho de su territorio, en los pueblos,
parajes y ciudades, espacios de menor y mayor distribución poblacional. En
ellos el barrio, el sindicato, la escuela, los clubes, las plazas, las
organizaciones sociales, los partidos políticos expresan desde el “territorio
geográfico” las diversas maneras donde se construyen las relaciones sociales y
los proyectos de vida. En sociedades menos complejas la comunicación era
posible sin que hubiera intermediarios. Hoy en las sociedades modernas la
complejidad de las relaciones sociales se canaliza en la democracia
representativa.
Vemos
como crecen día a día los niveles de
participación popular tangibles e intangibles. Esa participación también se
observa en la utilización de herramientas informáticas, de lenguajes y códigos
que provienen de esas nuevas tecnologías. “Ciberparticipación”,
“cibermilitancia”, redes, son algunas de estas expresiones. Un ejemplo,
diariamente más de 6.000 millones de mensajes de texto se envían por celular en
el mundo. Por eso la necesidad de interactuar se da no solo en el territorio
geográfico, se extiende a los “territorios digitales”, como nuevos
instrumentos. Estos también intervienen en la construcción de la realidad y
esas nuevas formas de participación son tan comprometidas y tan “físicas” como
las de las geografías más “reales”.
También
somos conscientes de la existencia de franjas de la población que no acceden a
ninguna de estas tecnologías y aún debemos seguir trabajando, más allá de la
responsabilidad directa de cada jurisdicción, para superar la pobreza
estructural. La Asignación Universal por Hijo, la extensión de las jubilaciones
y pensiones contributivas y no contributivas, el monotributo social, son
medidas concretas de generación de ingresos para mejorar la calidad de vida. El Programa del gobierno nacional “Conectar Igualdad” avanza también
desarrollando una política de inclusión social y
digital en todos los “territorios geográficos” de nuestro país. Consiste en la
distribución de más de 3 millones de netbooks
a cada alumno y docente de educación secundaria.
El
desafío es lograr que estos nuevos instrumentos sirvan al ejercicio de la
libertad y el respeto de los derechos humanos y sociales. Es decir, servir al
conocimiento logrando una mejor educación y sobre todo una participación
democrática activa y solidaria. Deben ser un medio para romper con las barreras
culturales que nos propone el neoliberalismo indicándonos lo que debemos
consumir e imponiéndonos patrones estéticos que intentaron modelarnos en los
90’ y que pretenden seguir haciéndolo. Quebrando esa coacción, las nuevas
tecnologías permiten además romper con los monopolios informativos.
Hace
poco decíamos, que la política como instrumento, permite abrir o cerrar caminos
de desarrollo humano. Puede transformar las realidades territoriales y mejorar
la calidad de vida o violentar seriamente esos derechos humanos y sociales. En
Argentina estamos haciendo un gran esfuerzo para conectar igualdad y superar la
brecha digital.
Digitalizados
extremos, iletrados digitales, “chicos globales”, coexisten en nuestra sociedad
y en esa tensión también se aplican las políticas públicas. Los municipios
urbanos y rurales pertenecen a “territorios geográficos” y a ello se va sumando
el “territorio digital”. Ambos son espacios comunes en algunos casos, espacios
disímiles en otros. “Paralelas que se cortan en el infinito” en algunas
situaciones, lugares comunes en otras.
Veamos
un ejemplo, en la Argentina estábamos frente a una sociedad fuertemente
impactada por medios de comunicación y digitales concentrados. Ellos no son
vehículos de intermediación neutros, asépticos entre información y ciudadanos,
sino verdaderos protagonistas que seleccionan, editorializan y organizan los
temas.
La
ampliación democrática de la información por la Ley de Servicios Audiovisuales está permitiendo la participación
activa de las personas en los territorios en tanto sujetos de derechos
explorando al máximo las posibilidades comunicativas y de interacción.
El
“territorio digital” nos permite explorar nuevas formas de relación entre los
ciudadanos y nuevas formas de intervención.
Por
ello se ha dicho que el “Territorio Digital, si fuera un país, sería el más
grande del planeta, siendo su construcción la más rápida de la historia. No hay
fronteras y sus límites empiezan donde no hay Internet”[1].
Este será sin duda, el siglo del saber.
Ambos
“territorios” deben servir para mejorar la calidad de vida de todos los
argentinos, con igualdad de oportunidades.
Pero
además, el abordaje de las políticas públicas, nos tiene que permitir evaluar
cómo viven y se transforman las sociedades locales y regionales, para
intervenir con una mejor política distributiva, sustentable y sostenida.
Obras
públicas, de infraestructura, viviendas, caminos, autopistas, puentes,
escuelas, centros integradores comunitarios, hospitales, promoción y
organización de cooperativas, generación de polos productivos de bienes y
servicios, apoyo a la industria nacional, centros de nuevas tecnologías,
desarrollo tecnológico, cultural, son políticas que se implementan en espacios
geográficos donde se cruzan con un universo digital. La comunicación
“aleatoria” o no cartesiana, es así muy rápida, no lineal, puede crear cohesión
social o crear exclusión social.
“TERRITORIO
GEOGRAFICO Y TERRITORIO DIGITAL” son por último, un desafío y una oportunidad.
Hay que abordarlos desde la política pública integralmente, sin perder de vista
al hombre y mujer argentinos, sujetos de carne y hueso que como personas deben
realizarse en un proyecto colectivo, nacional y popular.
[1]
Expresado en el Seminario
“Introducción el uso estratégico de tecnología en educación”. Colombia.
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